martes, 11 de enero de 2011

(Des) Organización No Gubernamental


ONG… Cada vez que leemos estas siglas invaden nuestra mente una ráfaga de buenas intenciones y de esperanzas para la gente menos privilegiada.

Si bien la mayoría de estas organizaciones sí están cargadas de buenas intenciones y deseando crear proyectos para ayudar a la gente; hay actuaciones y sobre todo, una enorme desorganización en algunas de estas asociaciones que manchan el verdadero significado de estas siglas.

La principal fuente de desorganización es el increíble deseo de cada individuo con una idea humanitaria de crear su propia ONG. Es sorprendente la cantidad de organizaciones que nos podemos encontraren la guía de una misma ciudad con exactamente las mismas funciones y proyectos. Pero claro, siempre sentará mejor llamarse AB ONG que BA ONG y poder decir que perteneces a una organización benéfica independiente. Pero esta estúpida costumbre identitaria no hace otra cosa que impedir el funcionamiento y propiciar los apuros económicos en organizaciones diferentes, pero con los mismos propósitos. Ah, pero también parece que el hecho de hacerse las víctimas, alegando el poco dinero y respaldo que tienen, es un punto más en su extraña lista de proezas.

Y fruto de todo esto es que algunas de las sedes de estas organizaciones estén situadas en peores lugares que en los que viven las gentes a las que pretenden ayudar. Y, lo más importante, que tengan una pésima función en marketing, repartiendo carteles ilegibles, pareciendo sus sedes salas de graffiti, o, con cuyo personal es desagradable hablar. Y todo esto cuenta, ya que, aunque sea una organización sin ánimo de lucro, necesita, como toda empresa, venderse, y si una ONG no se sabe vender, el número de personas a las que podría ayudar se reduce, por lo menos, a la mitad.

Otro gran agujero negro en algunas ONGs el desprecio a las buenas intenciones de los niños y adolescentes, con toda la ilusión del mundo por ayudar. Ya que, como la mayoría de la población española, creen que no son más que unos inútiles, y, en el caso de que los admitan en alguna ONG se dedican a inculcarles lo buenos que son y las buenas acciones que llevan a cabo; pero, cuando alguno pretende ayudar, su ayuda es ignorada con elegancia. Aunque, paradójicamente seguirán bombardeando el correo de los padres de éstos con sugerencias de donativos.

Por ello, que el ámbito de las ONGs no sea perfecto del todo, y entre todas las personas honradas y sí entregadas a la causa del voluntariado, luchen para que la desorganización desaparezca de estas organizaciones.

(Con este ensayo únicamente quería mostrar los defectos de algunas (muy pocas ONGs), ya que no puedo hacer otra cosa que felicitar a otras muchas, como son Médicos Sin Fronteras, Cáritas, etc.)

martes, 21 de diciembre de 2010

España


España...

España, tierra de sol y paisajes, tierra de fiesta, tierra de espíritu.

Pero, también España que suspende el examen PISA. España de las lenguas filólogas y no prácticas. España de muchos apuntes y pocos libros. España de mucho texto y poco debate. España de gimnasia con un libro. España de lenguas en tantos por ciento. España de menosprecio hacia la curiosidad y ganas de aprender de los estudiantes, y minusvaloración de los buenos profesores, aún teniendo en cuenta que son el mejor regalo que te puede tocar en esta vida. España de derechos individuales y castigos colectivos.

España de funcionarios estatua, puestos en el mostrador de un polideportivo, pero a los que no se les permite vender una entrada. España en la que trabajar es pecado.

España incívica, en la que se ríen las gracias a los destrozos de material urbano, en la que, siendo menor, te es más fácil conseguir una botella de alcohol que entrar en un gimnasio. España en la que si puedes escaquearte de contribuir a la sociedad, mejor.

España de políticos corruptos, en la que éstos creen que se consiguen más votos negando todo lo que el partido contrario diga que llegando a acuerdos con ellos, acto mucho más productivo para el país.

España, país en el que un calimocho, un vestido de lunares y unos cuantos cantos melismáticos pueden eclipsar todos los siglos de cultura, de historia, todo lo bueno y diverso de este país.

Pero, ¿qué se puede esperar de un país en el que el maltrato animal se llama arte y tradición?




sábado, 27 de noviembre de 2010

Heteroconadas


“Calla el pico, negro de mierda” “¡Tú calla, que eres mujer!” “¡Tú calla, maricón!”

De estos tres comentarios hay uno ante el cual el ciudadano medio español no reaccionaría con el mismo rechazo que ante los otros dos, ante el cual incluso no se mostraría rechazo alguno.

Obviamente, vuestra decisión es acertada. Si alguien le suelta “¡Tú calla, maricón!” a alguien, las probabilidades de que el comentario pase desapercibido son altísimas, así como las probabilidades de que el comentario resulte simpático o gracioso.

Vivimos en una sociedad en la que los homosexuales viven por debajo del nivel cero. Y lo más impactante de todo es que la gente cree que no existe ningún tipo de discriminación contra ellos, ya que, total, “se ha legalizado su matrimonio, ya más no se puede hacer por ellos”

Es esa manía de creer que estamos siendo igualitarios, al saber que hay países menos igualitarios que el nuestro. “Oye, pues por lo menos dejamos que se casen, en Irán los asesinan, o sea que no se quejen”

Pero, ¿hay algo más despectivo que eso?, tratarlos como especímenes extraños, a los que le damos más o menos privilegios según convenga.

Hace llevarse las manos a la cabeza que en pleno siglo XXI se trate la homosexualidad bien como una enfermedad, bien como algo que se cree que cada persona elige o (lo más impactante de todo) como una conducta que puede ser debatida, como buena o mala.

¿A alguien se le ha ocurrido alguna vez plantearse si el que te guste el color azul en vez del verde, es algo moralmente correcto?

Es muy simpático y depresivo a la vez cuando oyes el comentario “Es gay, pero es majísimo”. Pero, ¿no se dan cuenta de que para alguien normal debería sonar tan absurdo como la frase “Le gusta el pollo, pero es majísimo”?

Es patético hasta qué límites puede llegar la estupidez y la intolerancia humana.


Es patético también que los mismos homosexuales sean quienes se auto desprecien, y que la mayoría de las organizaciones pro-homosexuales (que es sorprendente que tengan que existir), no sepan organizar a la gente para defender sus derechos, pero sí para participar disfrazados en la cabalgata del orgullo gay.

Pero quizá lo más patético de todo es que el 80% de los insultos de los jóvenes (que deberían ser más igualitarios que la gente adulta) traen connotación homófoba o sexista. Y dirán “Bo, pero si maricón o gay se utiliza ya como insulto, con el significado de tonto o de débil, ya no tiene connotación despectiva”. Ah, entonces, por esa regla de tres “me cago en Dios” también es un “insultohecho”. Pero les sugiero que en un colegio digan “me cago en Dios” y después “pero mira que eres maricón”, a ver con cual se ganan una colleja y con cual el profesor se reirá o incluso le dará unas palmaditas en la espalda.

SEÑORES, ¡DÉJENSE DE HETEROCONADAS!

martes, 23 de noviembre de 2010

La violencia machista desde la cuna







Hoy es 25 de Noviembre, día internacional contra la violencia machista.

Un problema que afecta muy seriamente a nuestro país, y a cientos de familias españolas.

Si bien, parece que solamente nos acordamos de este severísimo problema el día en el que se conmemoran todas las víctimas. Y parece también que lo hemos oído tantas veces que el recital de nombres de las víctimas, que es como si oyéramos llover.

Obviamente estoy exagerando, ya que, por suerte, hay gente, todavía con sentimientos y que sufren ese problema como si les ocurriera a ellos.

Pero, de todas maneras, ¿nunca se han dado cuenta de que es cuando la mujer maltratada muere que todo el mundo conmociona? ¿De que es cuando el problema del machismo llega a su cumbre, que nos echamos a la calle con pancarta en mano?

Pero, casi todas estas personas, enfurecidas por la muerte de un ser humano por el hecho de ser mujer, no saltaron nunca cuando todo el mundo tachaba de insulto a la tradición el intentar reformar los machistas cuentos infantiles. Tampoco saltaron al ver en plena pre-Navidad del año 2010 los catálogos, un año más, divididos por sexos y colores. También serían aquellas personas que miraban para otro lado cuando alguien soltaba un comentario sexista, alegando como disculpa que, “Son así, no se pueden cambiar”. Probablemente serían también de los padres que educaron a sus hijos en desigualdad de privilegios y tareas. Y, lo más probable es que fuesen también de los que se rieron de aquellos que utilizaban “miembras” para referirse a un grupo de mujeres, cuando lo único que intentaban era hacer del lenguaje algo más igualitario.

Todos solemos salir a la calle cuando las consecuencias finales son serias e irreversibles, pero es poca gente la que lleva a cabo la mayor medida preventiva para evitar que estas tragedias ocurran: la educación en igualdad e igualdad en todos los ámbitos de la sociedad, incluida la lengua.

Pido, por tanto, un minuto de silencio por las víctimas y dos de educación para que no haya más en el futuro.