viernes, 20 de mayo de 2011

Fachas, nacionalistas y diámetros


¡Nacionalista!, ¡facha!, ¡nacionalista!, ¡facha!, ¿fachanacionalista?

Dos palabras que vuelven a estar (tras resucitar de una tumba llamada democracia) en boca de todos especialmente de las Comunidades Autónomas bilingües.

Dos palabras que, como las lenguas y los hablantes de éstas, son armas nucleares de una guerra comenzada por políticos. Una guerra de manipulación, división de hermanos y de identidades falsas.

Y en eso consiste, en, a partir de la creación de identidades falsas, dividir la población en “fachas” y “nacionalistas”: siendo “nacionalistas” aquellos cuya personalidad reside en el hecho de tener una identidad dad por la Comunidad Autónoma en la que ha nacido, protegiendo y en ocasiones imponiendo la lengua cooficial regional, considerando la otra como invasora; y siendo los “fachas” aquellos que consideran la lengua regional inferior e inadecuada, residiendo su identidad y personalidad en pertenecer a un territorio con la denominación de Estado y que desea la supresión de cualquier tipo de cultura o lengua regional dentro de éste.

Si bien ambas definiciones “fachas” y “nacionalistas” llevan diferentes banderas y estandartes, situadas cada una de ellas en el lado contrario que la otra en la gran batalla de la manipulación política; las dos no son otra cosa que hermanas con un problema de diámetros. Sí, de diámetros.

Ambas personas, una “facha” y otra “nacionalista” son individuos cuya personalidad reside en el hecho de haber nacido aquí o allá, las dos utilizan una lengua como arma, ambos rechazan todo tipo de influencia cultural, ya sea de territorios externos como internos. Lo dicho, iguales, pero con una pequeña diferencia de diámetros: la guarida del uno abarca un diámetro mayor que la del otro, y mientras en uno de los casos la guarida recibe el nombre de Estado la otra recibe el de Comunidad Autónoma.

Pero, oye, también, alargando o acortando el diámetro podríamos crear los “cruístas”, que serían los “nacionalistasfachas” de (L)A Coruña que considerarían lenguas y culturas invasoras la gallega y española; o los “errupistas”, que serían los resultantes al aumentar el diámetro, aquellos “fachanacionalistas” de Europa, que considerarían inferiores, inútiles y de necesaria supresión las lenguas y culturas alemana, española, gallega, coruñesa, del barrio de Cuatro Caminos, etc. así como considerarían invasoras la africana o asiática.

Cuestión de diámetros, ya digo, pero todos igual de incompetentes, influenciables y manipulables.

Es muy triste que la personalidad de miles y miles, no ya de personas, sino de votantes, dependa de la sacralización de una lengua y la inamovilidad de unas costumbres.

Las lenguas no se sacralizan, se utilizan; esa acción y no dar mítines a favor o en contra de ellas o imponerlas es lo que de veras las defiende y preserva.

Por ello que, sea cual sea nuestro diámetro debemos poner por regla general que todo “demócrata” tiene el derecho a utilizar la lengua que quiera, dentro o fuera de su diámetro (mientras sea entendido) y el deber de conocerlas o, por lo menos, respetarlas.

martes, 12 de abril de 2011

Bachillerato por excelencia


Hace un par de días la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, nos sorprendió a todos con una propuesta denominada por unos europeísta y, por otros, tachada de incluso segregacionista: El bachillerato de excelencia, un bachillerato de más nivel que cursaría los alumnos que en la ESO hubiesen obtenido más de 8 de media.

Una propuesta que, como todas aquellas con un “background” europeo, suena excesivamente bien para que el sector de la población al que favorecería pueda rechazarla. Este sector de la población es, obviamente, el alumnado con éxito en los estudios.

Creo que todos estamos de acuerdo en que la medida favorecería de sobremanera a los alumnos con buenos resultados académicos, ya que “repelería” de sus aulas a alumnos que puedan reducir bien el nivel o incluso impedir el transcurso de la clase, además de que les permitiría desarrollar al máximo sus capacidades.

Pero también hay que tener en cuenta que favorecería y facilitaría la vida a los políticos, y, cuando esto ocurre, no suele tratarse de nada bueno.

Esta idea de separación en la educación ayudaría a hacer práctico el esquema de que los que tienen el poder (los conocimientos), los políticos, hacen de la sociedad a la que gobiernan: el 10%, que les va a relevar en el poder (bachillerato de excelencia) y el 90% que conviene que sean ignorantes y sin espíritu crítico (todos los demás), porque en ellos reside el voto del país.

Ése es el camino fácil, egoísta y beneficioso sólo para una minoría. Pero eso no es algo beneficioso para una sociedad (y de esto deberían preocuparse los buenos alumnos). Lo realmente heroico es conseguir que mano a mano, profesores, buenos y malos alumnos consiguiesen dar una educación de calidad, que avivase el espíritu crítico, el compañerismo y que no permitiese que el día de mañana el voto de un país pueda regalarse por una piruleta.

Lo fácil es abandonar a los que tienen problemas a su suerte, favoreciendo a los que no necesitan ser favorecidos.

Lo realmente difícil, y que por ello ningún político propone, es conseguir que aquellos que tienen problemas terminen sin necesitar, si quiera, ser favorecidos.

En Alemania, a los buenos alumnos se les separa; ¿puesto en el ranking de educación mundial?: 15º

En Finlandia, a los buenos alumnos se les coloca en el pupitre de un alumno “malo” para que le enseñe; ¿puesto en el ranking mundial?: 1º

¿No hablan los hechos por sí solos?

sábado, 19 de marzo de 2011

El dolor de las palabras

“La ilusión es un arma poderosa a la que muchos temen, utilízala con precaución” Esto fue lo primero que me dijo mi abuelo cuando escuchó la noticia de que, por fin, superados los prejuicios machistas de mi abuela, iba a ir a la escuela, a aprender a escribir.

Como casi toda palabra que sale de su boca, no la he comprendido, ni veo su utilidad, ni comprendo la razón por la que me lo ha dicho. Pero, como él también dice, “Las cosas han de aprenderse en el momento oportuno” y quizá, no le haya llegado el momento a esa frase todavía.
Lo que sí ha llegado ha sido el momento de aprender a escribir. Sí, Wangari Masih, con 12 años empezará mañana su primer día de escuela.

Si bien, por ahora, estas deliberaciones y recuerdos míos no hacen otra cosa que retrasar mi salida de la choza y favorecer mis ganas de seguir acurrucada entre las mantas. Hoy, como cualquier otro día tendré que ir a por agua a la aldea más cercana, así como ayudar a mi madre a limpiar el pescado. Pero, como bien dicen, no hay mejor estimulo que la motivación, y yo hoy reboso de ella. No porque me motive recorrer 20 kilómetros en busca de agua y luego dedicarme a pelar peces muertos en la playa, sino porque mañana empezará el día en el que escribir me convierta en otra mujer. En el que la educación me dé las armas para no ser otra mujer negra sometida a los antojos de un gobierno corrupto, o de un marido tiránico.

No tenía ni idea de lo bien que te puede hacer sentir la ilusión. Escribir… suena bien… Parece imposible que se pueda representar en papel todo lo que decimos, y no se borra, no es como la voz, sigue ahí una vez que lo has escrito, es como decir una cosa millones de veces y que se oiga siempre. Es una forma de no olvidar, de conocer, comunicar, recordar…

Y, ahora que lo pienso, después de que haya aprendido a escribir, no va a haber manera de que se me olviden las historias del abuelo: Las fábulas de animales, sus frases prodigiosas… Incluso su propia historia; sí, ahora podré escribir cómo los guerrilleros rebeldes le cortaron la mano derecha. Porque aquí, en Sierra Leona, hay una guerra, los rebeldes entran en las aldeas, secuestran a los niños y cortan la mano derecha de los habitantes. Para que, de esa manera no puedan empuñar armas, ni votar. Todos los días rezamos porque esa desgracia nunca nos alcance, aquí todos somos pacifistas y apenas hay dos hombres que sepan empuñar armas. Bueno, arranquémonos los malos pensamientos, que solamente favorecerán que acabe teniendo pesadillas. ¡Buenas noches!

Wangari, W-A-N-G-A-R-I, ¡qué bonito es mi nombre! Sabía que sonaba bien, pero era imposible imaginarse qué símbolos tan bonitos podría esconder tras de sí. He aprendido también a escribir, pez, casa y agua, así como, obviamente, todas las letras del abecedario. Hemos empezado también a sumar números. Pero no hay nada que me interese tanto como escribir, ¿nadie se habrá dado cuenta de lo valioso que es? Con un diamante puedes comprar dinero, pero, ¿da el dinero lo más valioso del mundo?, ¿dan los diamantes la cultura? No, eso solamente lo da el leer y escribir… A veces yo misma me sorprendo con mis preguntas y mis deliberaciones varias. Dice mi profesora que hay todo un campo llamado filosofía, que se encarga de esas cosas, de pensar…

¿Cabrán tantos conocimientos en una cabeza como la mía?

Este es mi segundo día de escuela y ya sé escribir alrededor de cincuenta palabras. Nombres de animales, utensilios y sentimientos. No puedo esperar a que llegue mañana y poder aprender más; más palabras, más letras, empezar a hacer frases… ¡Dios!, ¡creo que vamos demasiado lento! Quiero escribir historias, cuentos, ideas, pensamientos, ¡flotar entre las letras!, entre los dibujos tan complicados y simples a la vez, que mi mano es capaz de hacer. Es increíble todo lo que puede esconder un simple lápiz, ¿verdad?

Dos semanas llevo ya de clase, y ya he comenzado a hacer frases, mejor dicho oraciones, ¿sabéis la diferencia?

¿Quién me iba a decir que una frase como “Hoy como pan” iba a estar tan cargada de significado, conjuntos de letras, sabiduría en un papel? Escribir no es arte… ¡es magia!
Cuando sea mayor seré maestra, decidido.

El abuelo rebosa de alegría junto a mí, pero aún así, en su mirada siempre se traduce algo de tristeza, no consigo hacerme una idea de por qué será. Algún día se lo preguntaré en una carta, como la que le hecho hoy por su cumpleaños. ¿Sabéis que puede uno llegar a expresarse mejor por escrito que hablando?

Dice que soy una chica muy inteligente, más que muchos hombres, que todavía no saben escribir.

2 de Junio de 1998, Wangari Masih, ya sabe escribir. Ha empezado una nueva etapa en mi vida. He cambiado. Escribir ha sido un puente entre la ignorancia y una vida sometida a lo que los demás digan, a otra en la que podré dictar mis propias leyes, en la que mis ilusiones sean lo más importante. A partir de ahora podré poner en papel todo lo que ideo: mis cuentos de animales, todos mis pensamientos y recuerdos, cartas a mis amigas (aunque éstas no sepan escribir)
Rebosante de alegría por los campos iba yo, garabateando con un palillo en el suelo lo que podrían ser ideas para mi próximo cuento, cuando, de repente empecé a oír el rugido de los motores, el sonido de las metrallas y los llantos en la aldea. Eché a correr, como alma que lleva el diablo, para ver qué era lo que sucedía. En cuanto llegué a la aldea caí en la cuenta de lo que estaba pasando, en cuanto vi a los guerrilleros con machetes dispuestos a amputar manos. ¡Me había olvidado del abuelo! ¡Me había olvidado de contar su historia!

Eché a correr alejándome de la aldea lo más rápido que pude, confundida entre los gritos de mis hermanos y mis abuelos, cuando tropecé con un guerrillero. Me agarró del brazo y desenvainó el machete.

-¡No, por favor - le grité - acabo de aprender a escribir! ¡Quiero ser maestra! ¡Córteme la mano izquierda si quiere!

El guerrero se rió, en su cara se reflejaba toda su maldad, su brutalidad, su odio,… No solamente me cortó la mano derecha sino que luego también la izquierda, sentí un dolor indescriptible, pero no me dolían los brazos, me dolían las letras, las palabras, dolor, D-O-L-O-R.

“La ilusión un arma poderosa a la que muchos temen, utilízala con precaución”


(ganador del primer accésit de la VI edición del concurso Rita Suárez Amado)




jueves, 24 de febrero de 2011

"Soldiers will realize that they have more in common with the Iraqi people than with the billionaires who sent them to war"

Amazing video!

They should show it in every single school in USA, and in the world, to show the shame of those who kill in the name of democracy.

Sadly this hair-raising speech is nothing more than uncomfortable truths one after the other.

But what can we expect of a country that presumes of freedom but in which homosexuals weren´t (until basically two weeks) allowed in the army forces?

What can we expect from a country in which there is basically no native population (everyone: blacks, whites, Chinese... were all immigrants), but in which levels of racism would be even unbearable for the KKK?

Nothing more to say, I´ll let Mike Prysner say it all



miércoles, 23 de febrero de 2011

La tortura del cuerpo


El cuerpo tiene algo. Algo por lo que suspiramos, algo que amamos, que deificamos e incluso, por lo que matamos.

El cuerpo es algo con sabor y con olor propios, cuyo poder hipnotizador es mayor que el que ningún chamán pudiera nunca imaginar.

Sirva como ejemplo el que desde el Japón más oriental hasta la punta más occidental de Galicia, el sensual movimiento de unas caderas femeninas pueda hacer perder el norte, el sur, el este y el oeste hasta a la persona más sensata.

El cuerpo es un animal astuto y travieso, unas veces dulce, otras traicionero.

El cuerpo es el peso que le faltan a esos 21 gramos, que llamamos alma, para convertirse en sentimiento.

Pero, ¿es ético transformar ese sentimiento, ese ser con letra y música propia, en un disfraz, una pantalla que cubre, falsamente, lo que en realidad somos?

¿Es ético convertirlo en una moda?

A lo largo de la historia la naturalidad y libertad del cuerpo han sido constantemente esclavizadas por la convincente tiranía de las modas. El cuerpo (especialmente el femenino), que siempre ha sido el mismo, ha tomado todo tipo de disfraces durante toda nuestra existencia: desde pieles pálidas a las morenas, de cuerpos voluminosos a cinturas del tamaño de un puño...

¿Qué pensaríamos de un país que, como el cuerpo, cambiase su constitución cada década?

¿Hasta qué punto se puede engañar al cuerpo?