martes, 12 de abril de 2011

Bachillerato por excelencia


Hace un par de días la presidenta de la comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, nos sorprendió a todos con una propuesta denominada por unos europeísta y, por otros, tachada de incluso segregacionista: El bachillerato de excelencia, un bachillerato de más nivel que cursaría los alumnos que en la ESO hubiesen obtenido más de 8 de media.

Una propuesta que, como todas aquellas con un “background” europeo, suena excesivamente bien para que el sector de la población al que favorecería pueda rechazarla. Este sector de la población es, obviamente, el alumnado con éxito en los estudios.

Creo que todos estamos de acuerdo en que la medida favorecería de sobremanera a los alumnos con buenos resultados académicos, ya que “repelería” de sus aulas a alumnos que puedan reducir bien el nivel o incluso impedir el transcurso de la clase, además de que les permitiría desarrollar al máximo sus capacidades.

Pero también hay que tener en cuenta que favorecería y facilitaría la vida a los políticos, y, cuando esto ocurre, no suele tratarse de nada bueno.

Esta idea de separación en la educación ayudaría a hacer práctico el esquema de que los que tienen el poder (los conocimientos), los políticos, hacen de la sociedad a la que gobiernan: el 10%, que les va a relevar en el poder (bachillerato de excelencia) y el 90% que conviene que sean ignorantes y sin espíritu crítico (todos los demás), porque en ellos reside el voto del país.

Ése es el camino fácil, egoísta y beneficioso sólo para una minoría. Pero eso no es algo beneficioso para una sociedad (y de esto deberían preocuparse los buenos alumnos). Lo realmente heroico es conseguir que mano a mano, profesores, buenos y malos alumnos consiguiesen dar una educación de calidad, que avivase el espíritu crítico, el compañerismo y que no permitiese que el día de mañana el voto de un país pueda regalarse por una piruleta.

Lo fácil es abandonar a los que tienen problemas a su suerte, favoreciendo a los que no necesitan ser favorecidos.

Lo realmente difícil, y que por ello ningún político propone, es conseguir que aquellos que tienen problemas terminen sin necesitar, si quiera, ser favorecidos.

En Alemania, a los buenos alumnos se les separa; ¿puesto en el ranking de educación mundial?: 15º

En Finlandia, a los buenos alumnos se les coloca en el pupitre de un alumno “malo” para que le enseñe; ¿puesto en el ranking mundial?: 1º

¿No hablan los hechos por sí solos?

1 comentario:

  1. Anónimo12:19:00

    Sé que tener alumnos con grandes diferencias de nivel en el aula presenta dificultades. Pero también sé que los grupos formados por personas diversas aportan una riqueza especial; sobre todo, nos acercan a la vida real, nos ayudan a entenderla y nos obligan a buscar recursos que faciliten la convivencia entre distintos. En definitiva, nos arman para entender el mundo.
    No tengo claro que ganarán con esta medida los alumnos "excelentes". Seguramente su recorrido académico no sufrirá tropiezos. Pero me quedan muchas dudas. ¿ Dónde y cómo vivirán y experimentarán la sensibilidad social, la capacidad de empatía, la tolerancia con el distinto, la solidaridad, la cooperación...?
    ¿Vamos a renunciar a esto? Y lo que es más grave. Temo que bajo este proyecto se esconda la idea de crear dos grupos de ciudadanos: los destinados a labores dirigentes y los condenados a dejarse dirigir. ¡Qué pena!
    Julia

    ResponderEliminar